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jueves, 15 de septiembre de 2011

¡No me siento digno!


Estoy seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, quizá por tus recurrentes errores o faltas, quizá por alguna área de tu vida que no has podido superar y se ha convertido en tu aguijón o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.

Y es que no vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no vamos a negar que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.

Yo sé que es ese sentimiento que nos embarga a la hora de hacer algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sé lo que se siente prometer a Dios no hacer eso otra vez y volverlo a hacer. Sé lo que se siente ver como Dios a pesar de nuestros continuos errores sigue siendo Fiel a nosotros.Estoy seguro que en esos momentos en donde te sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como: “¡Que hipócrita eres!”, “¡Eres un caso perdido!”, “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”, “¡Eres un fracasado!”, “¡Ni vergüenza tienes de venir delante de Dios!”, “¡No mereces nada de lo que Dios te da!” y muchísimas frases parecidas a esas o que llevan el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.

Y es que tienes que entender que el enemigo de nuestras almas buscara la mínima oportunidad para minar tu mente con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte mas y mas de Dios.
¡Muestra no dándote por vencido que eres digno de Él!

“Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.

2 Tesalonicenses 1:11-12 (Dios Habla Hoy)

Autor: Enrique Monterroza

miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Cómo zafarme de la mala influencia de mis compañeros?



¿De qué tipo de compañeros quisiera zafarse un joven creyente? Obviamente, no se trata de todos los compañeros, sino de aquellos que son contrarios a su caminar cristiano, esos que le hostigan, que le oprimen, que le inducen a participar de sus risas, de sus juegos, de sus bromas, y de sus tinieblas; en fin, de aquellos que le inducen a apartarse del Señor.

Confesando al Señor

¿Cómo zafarse de ellos? La respuesta es una y muy simple: Confesando el nombre del Señor cuando se presente la oportunidad de hacerlo.

Cuando ellos vean que tú no dices groserías, que no cuentas chistes obscenos, que no vas a sus fiestas, ellos van a preguntar. Entonces, cuando alguien te pregunte, le dirás: “Mira, yo no te condeno a ti porque hagas eso; tú eres libre de hacerlo. Pero, ¿sabes?, yo tengo en mi corazón algo: no es una prohibición de hacerlo, sino que, sencillamente, no tengo deseos de hacerlo, porque tengo al Señor Jesús en mi corazón y su vida en mí me hace feliz. Yo no necesito de aquello de lo cual tú participas.”

Esto es hacer lo que Pedro enseña, que debemos presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros. (1ª Pedro 3:15). No con soberbia, ni tampoco con temor. ¿Cómo entonces? Con mansedumbre y reverencia.

Si tú haces así, por un lado, te libras de ellos, pero no alejándolos, no condenándolos, sino permitiendo que ellos mismos se alejen, que ellos se den cuenta de que hay una diferencia. Y ellos van a respetar esa diferencia. Luego, tampoco te pongas grave con ellos, si es necesario, en algún momento, reírse, ríete. Hay cosas acerca de las cuales tú podrás reírte con ellos, y hay otras en que no sentirás deseos de hacerlo. Tienes que tener un criterio, porque hay cosas de las cuales sencillamente no te vas a poder reír. Si te preguntan algo, no los mires en menos, sino háblales con humildad y mansedumbre.

Tú no tienes que hablarles con una actitud de: “Aléjense de mí, porque ustedes son pecadores y yo soy santo”. No; no es esa la forma. Si tú haces eso, sea tan explícito o más suave, lo único que vas a ganar va a ser un epíteto de “santulón” y vas a levantar una barrera entre tú y ellos. No te van a querer escuchar, ni te van a considerar, más bien te van a tener por un fanático.

¿Como se tiene que producir, entonces, esta necesaria separación entre tú y ellos? La separación se va a producir espontáneamente cuando tú confieses el nombre del Señor con sencillez, pero con firmeza.

Si tú no confiesas el nombre del Señor y decides ser un creyente secreto, no podrás establecer los límites en tu relación con ellos. Ellos te considerarán como uno de ellos, de modo que cuando pequen o mientan, pensarán que tú estás del lado de ellos. Tú sabes en tu corazón que eres de Cristo y que no debes participar de sus tinieblas, pero lo haces, con lo cual disgustas al Señor y tienes problemas con tu conciencia. No agradas al Señor y tienes problemas contigo mismo.

Al principio podrás inventar excusas para no ir con ellos, pero como la presión continúa, tendrás que mentir una y otra vez para no ir con ellos. En cambio, si tú confiesas una o dos veces en el principio, dejarán de molestarte.

Por otro lado, si no confiesas al Señor, ¿cómo te sentirás cuando ellos hablen mal de Él y tú no puedas defenderlo? Parecerá como tú confirmas sus palabras, y te sentirás como un traidor. Confesar al Señor en un ambiente hostil puede ser difícil, pero más difícil es tener que callar cuando tú debieras hablar.

Sirviendo en amor

Junto con confesar tu fe, tú les demostrarás afecto, y tendrás un verdadero interés por ellos.

Tú tienes que estimar a tus compañeros y bendecirlos. Mateo 6:44 dice: “Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” Si esto dice el Señor acerca de lo que debe ser nuestra actitud hacia los enemigos, ¿cuánto no será con nuestros compañeros de estudio? Tu actitud hacia ellos, tiene que ser de amor, de misericordia, y tienes que estar dispuesto a tenderles la mano cuando sea necesario.

Tú sabes, en el mundo hay amistades, muchas amistades. Para todas las correrías que ellos hacen tienen muchos amigos; pero, en el fondo, ellos están profundamente solos, amargados y tristes. Ellos no tienen al Señor.

En sus hogares tampoco está el Señor. Los problemas en sus hogares suelen ser terribles. Muchas veces ellos ríen, pero en el fondo arrastran tremendos dramas. Así que cuando veas un compañero solo y triste, tú debes acercarte y preguntarle: “¿Qué te pasa? ¿te puedo ayudar?”. Debes buscar oportunidades para ayudar, no para condenar; para tender una mano, no para juzgar.

Cuando ellos vean que ser cristiano no es asumir una postura de santulonería, de gravedad afectada, de prepotencia o presunción, sino que es estar disponible en caso de necesidad, ellos no sólo van a dejar de molestarte, sino que van a ser ganados para Cristo.

De tal manera que a la pregunta de ¿cómo puedo zafarme de la influencia de mis compañeros?, la respuesta es bien clara: Confesando al Señor, pero no con una actitud de juicio, sino mostrando una calidad de vida tal que ellos se den cuenta que lo que tú tienes es muy superior a lo que tienen ellos; y, al mismo tiempo, estando dispuesto cuando ellos necesiten de ti

martes, 2 de agosto de 2011

¿Estas preparado para la batalla?


Cada momento de tu vida, tu acusador está presentando cargos contra ti. Ha notado cada error y marcado cada falta. Cada vez que tratas de olvidar tu pasado él te lo recordará; Tratas de enmendar tus faltas, él se opondrá.
Este testigo experto no tiene otro objetivo que llevarte al tribunal y acusarte. ¿Quién es él? Tú lo sabes, ahora ¿por que le haces caso? ¿Por que le permites que te manipule? No te das cuenta que no te permite crecer, ni que cumplas tus sueños, te estanca en todo lo que te hace mal.
Para que esto no suceda debemos equipados con las herramientas adecuadas, y así podremos aprender a escuchar a Dios. ¿Cuáles son esas herramientas?
Tiempo y lugar, Escoge un espacio de tu agenda y un rincón de tu mundo, y apártalos para Dios. Para algunos lo mejor es hacer esto por la mañana… Otros prefieren la noche…
Una segunda herramienta que necesitas es una Biblia abierta. Dios nos habla a través de su Palabra. El primer paso en la lectura Bíblica es pedirle a Dios ayuda para entenderla. No acudas a las Escrituras en busca de una idea tuya: escudríñala en busca de una idea de Dios.
Hay una tercera herramienta. No solo necesitamos un tiempo regular y una Biblia abierta, sino también un corazón atento. Si deseas ser como Jesús, deja que Dios te posea. Dedica tiempo a escucharlo hasta que recibas la lección del día. Entonces aplícala a tu vida.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12
MARIELA ROXANA LARES

lunes, 1 de agosto de 2011

Yo, Pecador:


¿Cómo reaccionaría un mortal si pudiera ver los corazones de los que nos levantamos cada mañana intentando ser como Jesús y al final del día, antes de acostarnos, nos vemos cargados de errores? Yo creo que se vería identificado, triste y desafiado.
Identificado, porque al ser un mortal también está expuesto a cometer errores.
Triste, porque vería los errores en aquellos que alguna vez vio casi perfectos.
Desafiado, al querer buscar una solución a tanta gente con tantos problemas internos no declarados.
Se que esto es imposible de que suceda, pero en algún momento sucedió. Él estuvo aquí, piso la tierra, lloro, se sintió tentado, transpiro, sintió dolor, tuvo hambre, cansancio, durmió. Él lo hizo para darnos a entender que nos entiende, pero al estar aquí (en la tierra) nos dejó enseñanzas, vivencias, palabras, demostraciones. Fue como nosotros sin ser como nosotros, mostrándonos que podemos ser similares a Él, sin olvidarnos que somos humanos.
Ahora, ¿Cómo estas intentando vivir? ¿Bajo qué valores? Él está ahí listo para sanar, restaurar, abrazar y dar nuevas fuerzas.
GUSTAVO HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO LARRAÑAGA POR SU PINTURA www.pinturascristianas.com

martes, 26 de julio de 2011

"Solidarios”


Cuando toma mayor valor un acto solidario? Cuando se da en un momento de necesidad? O Cuando se da antes que comience a faltar? El primero despierta la idea de creer que este acto va acompañado de una devolucion mayor, ya que el segundo vienen con una intención más encubierta, menos vistosa o Sera porque esto de prevenir es menos “heroico” que “salvar”? Pero aún ambas acciones nos impulsan a responderlas con una misma palabra, GRACIAS.
Aunque cada uno tenga sus propios intereses o desintereses y aunque ambas despiertan la accion de diferentes tipos de personas, el fin radica en lo mismo.
Pareciera que para algunos es mejor que siempre exista el necesitado, justamente para que exista el acto solidario. Y para otros solamente hace falta visión para adelantarse a la necesidad. El planteo que propongo es el siguiente: Pensemos sinceramente Cuantas veces nos encontramos dando cuando se necesitaba? Y cuantas veces nos encontramos dando antes que hiciera falta? Interesante no? O Nos falta visión o nos sobran argumentos? A la hora de ser solidarios examinemos nuestros corazones, El ya conoce el resultado.
Gracias Gustavo Hurtado,sos de mucha bendición!!

lunes, 18 de julio de 2011

¿Jueces?:


Tentados constantemente a señalar, a opinar (apurados y sin que nadie solicite escucharnos), negados a querer escuchar y siempre listos a querer hablar rápidamente.
Ahí estamos, parados sobre un lugar que nadie nos dio, creyéndonos dueños de un estrado que no existe y de una potestad sin poder.
Olvidamos por completo que fuimos, somos y seremos cubiertos por la Gracia. Perdemos toda gracia al vernos vestidos con ropas que no nos pertenecen, que nos quedan muy grandes, INMENSAMENTE GIGANTES, ya que solo pueden ser usadas por el Único Juez y Señor.
Sin temor alguno tomamos su lugar, fruncimos en ceño (como si eso fuera símbolo de autoridad), levantamos un brazo con el dedo índice erguido apuntando al cielo y lentamente lo descendemos, cual guillotina a punto de cortar una cabeza, creyéndonos que eso es justicia. Lanzamos el veredicto y he aquí nuestra sentencia, y he aquí nuestra sorpresa, al presentarse El, segundos antes, para recordarnos quienes somos, quien es El y quien es nuestro prójimo.
GUSTAVO HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO LARRAÑAGA POR SU PINTURA www.pinturascristianas.com

jueves, 7 de julio de 2011

CRUZ:


Según como la veas, una cruz puede ser positiva (+) o impeditiva (x).
Una te da el Ok, para avanzar y la otra dice Stop, a lo que estás haciendo o a punto de hacer.
Pero la positiva te puede estar dando lugar a que continúes haciendo algo que traerá ruina a tu vida y la impeditiva te puede estar enseñando que decir NO, también puede ser una respuesta positiva.
Entonces podemos decir con autoridad y firmeza que no siempre una cruz simboliza una sola cosa, la decisión siempre estar en vos. La decisión de querer ver a una cruz como algo más que un signo.
La Cruz, esta Cruz (†) lo resume todo.
LIBERTAD, para poder decir si continuas siendo esclavo de tus debilidades o te determinas a decir NO a lo que te tiene atado.
LIBERTAD, nada más y nada menos que eso. Esta Libertad solo se puede simbolizar con la Cruz, esta Cruz (†) la que te hace realmente libre, para disfrutar de sus infinitos beneficios.
¿Que si hay algún requisito para aferrarte a ella para siempre? Si, tan solo uno. Ser Valiente.
GUSTAVO HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO LARRAÑAGA POR SU PINTURA
www.pinturascristianas.com

jueves, 30 de junio de 2011

"EL EJERCICIO DEL PERDÓN "



Pedro ¿Me amas?, la pregunta se multiplica por 3
Con esta pregunta Él ya estaba enseñando el hermoso Ejercicio del Perdón,
cubriendo de Perdón futuros errores.
Pedro fue un privilegiado discípulo al responder positivamente estas preguntas
y mirando a los ojos al mismísimo Dios Humanado, aun sin saber lo que vendría.
Pedro lo niega 3 veces, 3 errores perdonados de antemano, por la Máxima expresión
de Perdón.
El Único con la potestad de perdonar errores pasados y futuros.
A diferencia de Pedro. Vos y Yo contamos con mucho más que 3 errores futuros perdonados.
Levanta tu mirada, ahí está El, de brazos abiertos dando perdón.
Mira otra vez la tumba, sigue estando vacía.
Él ya se recibió de abogado y nosotros somos sus clientes privilegiados.
Al levantarnos cada mañana, El ya pago con perdón los errores de ese día
y de los que vendrán.
Tenemos libre acceso para imitarlo y disfrutar de sus consecuencias.
El perdón, sana, limpia, cubre, restaura, abraza, el genuino perdón, trae estas cosas.
Ahora cerra tus ojos y escucha su voz, ¿la podes oír?
Él te pregunta cada mañana, ¿me amas?

GUSTAVO E. HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO DE www.pinturascristianas.com

jueves, 23 de junio de 2011

LA RELACIÓN:


Él con nosotros, nosotros con los demás y nosotros con ÉL.
Él se presenta, nosotros lo aceptamos, nosotros lo presentamos.
Él expande su necesidad de relacionarse.
Nosotros suplimos nuestra necesidad de relacionarnos con alguien.
Él resulta ser el Ser más importante para relacionarnos.
Él es el Puente entre nosotros y el Padre.
Nosotros somos los puentes entre los NO relacionados (mi prójimo) y El.
Si perdemos relación, dejamos de tener conexión.
Si no tenemos conexión, pasamos a ser como los NO relacionados.
Sin embargo el no deja de relacionarse entre sí mismo
Como Padre, Hijo y Espíritu Santo
Haciendo de esta acción una constante, dándonos el ejemplo
Y recordándonos que la base fundamental para poder conocer
Es relacionándome
Primeramente con Él e inmediatamente con mi prójimo
Él se relaciona al crear, al dar vida, al dar amor, al dar la vida de su Hijo por amor
¿Lo podes ver?
Él está constantemente deseando dar, acción que invita a relacionarte.
Él, un café y Vos.
Gustavo Emanuel Hurtado

domingo, 29 de mayo de 2011

Todas las cosas nos ayudan a bien


(Romanos 8:28)
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien..."


"Hace mucho tiempo, en un reino distante, un monarca no creía en la bondad de Dios. Tenía, sin embargo, un súbdito que siempre le recordaba acerca de esa verdad. En todas las situaciones decía:

¡Rey mío, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto. Él nunca se equivoca!

Un día el rey salió a cazar junto con su súbdito, y una fiera de la jungla le atacó. El súbdito consiguió matar al animal, pero no evitó que Su Majestad perdiese el dedo meñique de la mano derecha. El rey, furioso por lo que había ocurrido, y sin mostrar agradecimiento por los esfuerzos de su siervo para salvarle la vida, le preguntó a éste:

Y ahora, ¿qué me dices? ¿Dios es bueno? Si Dios fuese bueno yo no hubiera sido atacado, y no hubiera perdido mi dedo.

El siervo respondió:

Rey mío, a pesar de todas esas cosas, solamente puedo decirle que Dios es bueno, y que quizás eso, perder un dedo, sea para su bien. Todo lo que Dios hace es perfecto. ¡Él nunca se equivoca!
El rey, indignado con la respuesta del súbdito, mandó que fuese preso en la celda más oscura y fétida del calabozo.

Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente para cazar, y fue atacado, esta vez, por una tribu de indios que vivían en la selva. Estos indios eran temidos por todos, pues se sabía que hacían sacrificios humanos para sus dioses.

Inmediatamente después que capturaron al rey, comenzaron a preparar el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote indígena, al examinar a la víctima, observó furioso:

¡Este hombre no puede ser sacrificado, pues es defectuoso! ¡Le falta un dedo!

De inmediato el rey fue liberado. Al volver al palacio, muy alegre y aliviado, libró también a su súbdito y mandó que le llevaran a su presencia. Al ver a su siervo, le abrazó afectuosamente diciendo:

¡Querido siervo, Dios fue realmente bueno conmigo! Tú debes haberte enterado que escapé justamente porque no tenía uno de mis dedos.

Pero ahora tengo una gran duda en mi corazón: si Dios es tan bueno, ¿por qué permitió que estuvieses tú preso, tú que tanto lo defiendes?

El siervo sonrió, y dijo:

Rey mío, si yo no hubiera estado preso, habría ido con usted a cazar, y seguramente habría sido sacrificado en su lugar, ¡ya que no me falta ningún dedo! Por lo tanto, acuérdese siempre: ¡todo lo que Dios hace es perfecto, Él nunca se equivoca!"

Un amargo momento puede ser en el fondo una bendición disfrazada.

Pero los que confiamos en Dios no nos preocupamos por los malos momentos de la vida. Nuestra fe descansa en las promesas que Dios ha hecho para nosotros.

Dios es lo suficientemente todopoderoso para convertir nuestros problemas y nuestras derrotas en victorias, victorias que vienen a ser a menudo más que increíbles.

Donde nosotros sólo vemos oscuridad, Dios lo que ve es el sol de mediodía.

Todo lo que nos sucede ahora, es semilla del gozo eterno que tendremos en el futuro.

(Números 23: 19)

Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?

viernes, 13 de mayo de 2011

Sabios, tontos y retontos / Ulises Oyarzún


Existen tres tipos de hombres.
Los sabios, los tontos y los retontos.

Los sabios aman a sus esposas
Los tontos la engañan
Y los retontos la engañan con mujeres feas!!!

Los sabios creen en Dios
Los tontos no creen
Y Los retontos dicen que creen pero no viven lo que creen

Los sabios quieren estudiar
los tontos no quieren estudiar
y los retontos pagan los estudios y no estudian

Los sabios noviazgos esperan hasta el matrimonio
Los tontos no esperan
y los retontos son Padres antes de casarse

Los sabios trabajan mucho
Los tontos no trabajan nada
Y los retontos no trabajan nada en sus propias empresas

Los sabios usan bien el dinero que ganan
Los tontos se malgastan el dinero que ganan
Y los retontos gastan más de lo que ganan

Los sabios cuidan su cuerpo
Los tontos no cuidan su cuerpo
Y los retontos MATAN su cuerpo con drogas

Los sabios aman a su prójimo
Los tontos odian a su prójimo
Y los retontos son indiferentes

Los sabios se bañan
Los tontos no se bañan
Los retontos se bañan pero no se cambian calzoncillos

Los sabios comen sano
Los tontos comen chatarra
Los retontos comen chatarra y luego se toman una bebida sin azúcar para calmar la conciencia

Los sabios disciplinan a sus hijos cuando se portan mal
Los Tontos no los disciplinan
Los retontos quieren disciplinarlos cuando ya en 18 años no se hizo nada

Los sabios aman la naturaleza
Los tontos les da lo mismo
Los retontos ponen termoeléctricas destruyendo el ecosistema

Los sabios oran
Los tontos no oran
Los retontos oran, pero no creen que Dios les escucha

Los sabios descansan
Los tontos no descansan
Los retontos viven para descansar

Los sabios aceptan la vejez
Los tontos se hacen cirugías para combatir la vejez
Los retontos quedan más horribles luego de la cirugía

Los sabios enfrentan la muerte
Los tontos huyen de ella
Los retontos la buscan

martes, 10 de mayo de 2011

"QUIERO OJOS AZULES"



Cuando era niña, Amy Carmichael (1867–1951) deseaba haber tenido ojos azules en vez de marrones. Incluso oró para que Dios le cambiara el color de ojos, y se decepcionó cuando eso no ocurrió. Al cumplir 20 años, Amy sintió que el Señor la estaba llamando para servirlo como misionera. Después de trabajar en varios lugares, se dirigió a la India. Allí fue donde se dio cuenta de lo sabio que era Dios al haberla hecho como ella era. Si sus ojos hubiesen sido azules, probablemente le habría resultado más difícil ser aceptada por personas de ojos marrones. Ella sirvió a Dios en la India durante 55 años.
En realidad, no tenemos la certeza de que Amy haya sido aceptada más fácilmente por el color de sus ojos. Sin embargo, sí sabemos y creemos que el Señor «nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos» (Salmo 100:3). Cuando nos sometemos a Su sabiduría en todo, podemos servirle de manera eficaz.
Amy sabía lo que significaba la sumisión. Cuando le preguntaron sobre la vida en la obra misionera, ella respondió: «La vida del misionero es simplemente arriesgarse a morir». Jesús dijo: «El que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 16:25).
Esto también describe la vida cristiana consagrada: entrega total a los planes y la voluntad de Dios para nosotros. Sometámonos hoy a Él.

lunes, 9 de mayo de 2011

domingo, 8 de mayo de 2011

CONFIANZA


Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3.
Los dos últimos años fueron muy difíciles para Jaime. Desempleado, con la autoestima por el suelo y el hogar al borde del colapso, no resistió a la tentación de encaminarse por las tenebrosas avenidas de la deshonestidad. Al principio, todo iba bien. En pocos meses, había logrado ganar lo que no pudo percibir honestamente en varios años. Con dinero en el bolsillo, aparentemente su vida volvió a la normalidad. Tuvo paz exterior. Pero, pasaba noches enteras sin dormir, castigado por el peso de la culpa. A pesar de ello, Creyó que valía la pena.

Repentinamente, cuando pensaba que nadie lo descubriría, su delito se hizo de conocimiento público y, además de la vergüenza y el escándalo, acabó en prisión.
La paz que el profeta menciona, en el texto de hoy, no es la paz del cuerpo sino del alma. La paz que realmente vale. Aquella que organiza tu mundo interior y te prepara para los embates de la vida.

Es lamentable que, a veces, el ser humano confunda las cosas. Busca la paz exterior a cualquier costo, aunque para eso tenga que violar la propia consciencia. Después, en el silencio de su insomnio, no se explica lo que sucede; solo sabe que algo lo perturba por dentro, lo hace infeliz. Es como el martillo que golpea sin parar, incomodando, hiriendo, asfixiando.

El profeta Isaías habla hoy acerca de la paz que nace de la confianza en alguien que nunca falla. Menciona la perseverancia como condición para recibir esa paz. Dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. Perseverar, en el original hebreo, es camak, que literalmente significa “descansar la mente en algo”.

Yo sé que es difícil descansar cuando el mar a tu alrededor está agitado. Cuando no hay dinero para atender las necesidades de la familia; cuando la enfermedad toca a la puerta o la muerte te merodea. Sin embargo, el consejo del profeta no falla: en los momentos más difíciles, coloca la mente en Dios y descansa en él, aunque aparentemente nada ocurra, aunque te parezca infantil.

No desistas. Lo primero que Dios hará en tu vida es colocar paz en tu corazón, y después, curado de tus ansiedades, él te usará a ti mismo como el instrumento poderoso para hacer maravillas.

Por eso hoy, aunque solo veas sombras en tu entorno, parte hacia la lucha recordando que Dios “guardará en perfecta paz a los que en Él perseveran”.