martes, 17 de agosto de 2010
domingo, 15 de agosto de 2010
jueves, 1 de julio de 2010
UNA MANSION CELESTIAL
Sucedió en el año 1951, y la impresión que me dejó nunca la he podido olvidar. Mi esposa y yo estábamos de visita en casa de un tío mío a quien no habíamos visto por años. Su esposa, mi tía Eva, estaba enferma con una de las más temibles de las enfermedades: cáncer. Ella ya había sufrido una operación, pero debido a su condición avanzada, no habían podido detener la enfermedad.
Durante mi visita, que duró una semana, ella nunca dio indicios de dolor. Al contrario, se reía con frecuencia y hacía sus quehaceres con alegría.
Un día le pregunté a mi tío cómo podía ella mostrar tanta conformidad con una enfermedad así.
—Parece, Pablo —me contestó—, que ella vive en otro mundo. Está muy grave, y tiene dolor constante, pero nunca se queja, ni cuando estamos solos. Es más bien una muy viva y genuina esperanza lo que ella tiene.
Ante eso, le pregunté:
—¿Acaso cree ella que se va a sanar?
—¡Oh, no! —me contestó—. Al contrario, ella sabe que va a morir. Su esperanza consiste en la otra vida. Tiene una especie de ansia de morir: como quien va de vacaciones y no se aguanta, porque está llegando la hora de partir.
Eso me dejó hasta débil. Yo sabía a qué esperanza se refería él, pero nunca la había sentido tan de primera mano, especialmente en mi propia familia.
El día que partimos, ellos estaban en la puerta, dándonos el último adiós. De repente, mi tía dijo:
—Pablo, quisiera cantarles algo antes de que se vayan.
Ella no tenía voz de cantante, pero tenía un canto en el corazón, así que comenzó a entonar esta canción: «Yo tengo mi mansión, al otro lado del río. / Mi Cristo me espera con anhelo. / Por eso no estoy triste, aunque sigo sufriendo. / Porque yo sé que pronto tendré mi recompensa.»
Cuando ella terminó de cantar, yo tenía un gran nudo en la garganta. Sentí que ese adiós era de veras el último. Di la vuelta para ocultar la emoción que me embargaba, abordamos nuestro vehículo y partimos. A los seis meses, mi tía Eva murió, es decir, partió. Porque para una persona con una fe tan viva, no hay muerte; sólo traslado.
Dios nos creó a todos para ser eternos, y desea que pasemos la eternidad con Él. Esa esperanza puede ser también nuestra. Jesucristo les dijo a sus discípulos: «En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas…. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté» (Juan 14:2,3). Por eso el apóstol Pablo escribió: «Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Filipenses 3:21).
Aceptemos esta fuente de esperanza. Cristo nos ofrece a todos la vida eterna
sábado, 15 de mayo de 2010
jueves, 13 de mayo de 2010
sábado, 24 de abril de 2010
domingo, 4 de abril de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
martes, 9 de marzo de 2010
lunes, 1 de marzo de 2010
viernes, 19 de febrero de 2010
EL CUMPLEAÑOS
La siguiente historia tuvo lugar en Rusia, en los años 70. Esa noche Liuba festejaba sus cinco años. Su padre estaba en la cárcel a causa de su fe. Desde hacía algunos días su madre pensaba como podría orientar ese día para que los niños sintieran menos dolorosamente la ausencia de su padre. Sólo podía ofrecerles patatas con un pedacito de tocino. Felizmente recibieron una carta de su padre.
Antes de empezar la cena, se dirigieron al Señor: “Señor Jesús, oró la pequeña Liuba, cuida de nuestro papá para que vuelva bien de salud. Bendice también a mamá, cuando papá estaba con nosotros, siempre nos traía chocolate para nuestro cumpleaños. Contamos contigo para que nos los mandes. Amén”.
Los mayores se rieron de su hermanita, pero su madre mandó que dejasen de reír. De repente se oyó golpear la puerta. ¿Quién podría llegar a esa hora tan tarde? Era un viejo amigo, contó como se sintió impelido sin saber por que, a ir al almacén para comprar una tableta de chocolate. “!Hurra!, exclamó Liuba, Jesús contestó mi oración. Estupefacto, el amigo escuchó feliz.
Dos semanas más tarde, el padre leía a sus compañeros de prisión una carta de su mujer en la que evocaba el cumpleaños de Liuba. Esta misiva les traía consuelo y una nueva razón para esperar. Les mostraba el poder de un Dios que vela, hasta en los detalles más pequeños, sobre aquello que confían en Él, y particularmente en los momentos difíciles.
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reflexion
miércoles, 3 de febrero de 2010
PARA NO OLVIDAR!!!!
"CAMPAMENTO DE MUJERES 2010"
LOS DIAS 26,27 Y 28 DE FEBRERO
LUGAR: EL SEMBRADOR, MAXIMO PAZ
COSTO: $75
LUGAR DE SALIDA: PTE PERÒN 598, EL VIERNES 26 A LAS 18:00HS
PARA MAYOR INFORMACION:EMBAJADORESDEEZEIZA@HOTMAIL.COM
lunes, 1 de febrero de 2010
El testimonio del chino convertido
Un chino que se había convertido dijo:
Estaba caído en un pozo, casi ahogado por el barro, clamando que alguien me ayudara.
En eso apareció un anciano de aspecto venerable que me miró desde arriba y me dijo:
-Hijo, este es un lugar muy desagradable.
-Sí que lo es. ¿No puede usted ayudarme a salir?
-Hijo mío, me llamo Confucio. Si hubieras leído mis obras y seguido lo que ellas enseñan, nunca hubieras caído en el pozo.
Y con eso se fue. Pronto vi que llegaba otro personaje, esta vez un hombre que se cruzaba de brazos y cerraba los ojos. Parecía estar lejos, muy lejos.
Era Buda, y me dijo:
-Hijo mío, cierra tus ojos y olvídate de ti mismo. Ponte en estado de reposo. No pienses en ninguna cosa desagradable. Así podrás descansar como descanso yo.
Mí, padre, lo haré cuando salga del pozo. ¿Mientras tanto?...
Pero Buda se había ido. Yo ya estaba desesperado cuando se me presentó otra persona, muy distinta. Llevaba en su rostro las huellas del sufrimiento, y le grité:
-Padre, ¿puedes ayudarme?
Y entonces bajó hasta donde yo estaba. Me tomó en sus brazos, me levantó y me sacó del pozo. Luego me dio de comer y me hizo descansar. Y cuando yo ya estaba bien no me dijo: "No te caigas más", sino "Ahora andaremos juntos". Y desde entonces andamos juntos.
Así contaba el chino la historia de la compasión del Señor Jesucristo.
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devocionales
jueves, 14 de enero de 2010
AMOR VERDADERO
Hace muchos tiempo una enfermera que trabajaba como voluntaria en el hospital Stamford, conocía a una pequeña llamada Liz, que sufría de una enfermedad muy extraña.
La única posibilidad de sobrevivir de tan extraña enfermedad la tenía su pequeño hermano de 4 años, con una transfusión de su sangre podría salvar a su hermana pues el ya había sufrido la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre. Aunque dudo por un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: “Sí, lo haré si eso salva a Liz”.
Mientras la transfusión se hacía, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, muy sonriente, mientras nosotros los asistíamos y veíamos regresar el color a las mejillas de la niña. De pronto el pequeño se puso pálido y su sonrisa desapareció.
Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: A qué hora empezaré a morir doctor??
el pequeño muchacho no sabía que era una transfusión y en su inocencia pensaba que era darle toda su sangre a su hermana y aun así acepto.
la verdadera esencia del amor es el dar sin esperar nada a cambio , el ejemplo más grande del dar lo dio Jesucristo hace mas de 2000 años en la cruz del calvario.
JUAN 3:16
” Porque de Tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. ”
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devocionales
miércoles, 13 de enero de 2010
TORNEO DE VOLEY 2010
ANEXO "ENCUENTRO CON DIOS" TE INVITA AL TORNEO DE VOLEY
QUE SE REALIZARA EL DIA DOMINGO 17/01/10 APARTIR DE LAS 10:00HS,
LUGAR DE ENCUENTRO: FRENTE A LA PLAZA DE EZEIZA.
INSCRIPCIÓN $15 POR EQUIPO.
PARA MAYOR INFORMACIÓN: TEL 4295-3443(EDU)
MAIL ele.du@live.com.ar
TE ESPERAMOS!!!!
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lunes, 4 de enero de 2010
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