lunes, 28 de mayo de 2012
Seguiré Avanzando por Enrique Monterroza
Dedicado especialmente a todos aquellos que en algún momento de sus vidas se han sentido sin fuerzas.
Estoy cansado, sin fuerzas para seguir, quisiera rendirme, tirar la toalla, colgar los guantes, pero aun y con todo eso no puedo, hay algo que me detiene.
A veces pienso si me merezco ser su hijo, si merezco sus bendiciones o sus bondades, a veces creo que El no se siente orgulloso de mi, ni de lo que hago, mas dentro de mi corazón existe un enorme deseo de agradarlo, mi espíritu batalla con los deseos de mi carne, mi voluntad contra su voluntad, han sido más las veces que he perdido, que las que he ganado, pero por algún razón no puedo detenerme.
Me tropiezo, me golpeo, tengo duras heridas, mas algo dentro de mi me hace que me ponga de pie nuevamente, me sacudo el polvo y comienzo a caminar, mis lagrimas brotan como lluvia sobre mis mejillas, quisiera decirle al Señor que quiero hacerlo, que quiero vencer, mas me cuesta, fallo muy seguido y a veces hasta me da vergüenza llegar delante de Él.
El otro día estaba decidido a vencer eso que tanto me atormenta, sin embargo fracase nuevamente, quise llegar delante de ti, mas algo me lo impedía, quería llorar, quería rendirme, quería decirte que aunque lo intento no puedo y aunque quisiera, no lo logro.
No sé qué concepto tengas de mi, pero a pesar de mis recurrentes errores, te amo, sí, yo se que parece un poco ilógico decirte eso después de lo que mis acciones dicen, pero dentro de mi corazón hay un amor increíble por ti, un deseo de superarme, un anhelo de agradarte.
Me siento débil y de hecho lo soy, me es fácil hacer lo que no quiero y lo que quiero me es difícil, quisiera rendir mi ser, buscarte cada día, evitar fallarte, agradarte en todo, mas mi naturaleza es muy fuerte y me recuerda cada día lo mucho que necesito de ti.
Pero hoy quiero decirte que lo intentare, que SEGUIRE AVANZANDO, no sé cuantas veces tropiece porque estoy seguro que tropezare, pero no me quedare en el suelo, me levantare cuantas veces sea necesario, no me rendiré tan fácil, no me daré por vencido, después de conocerte mi vida jamás ha vuelto a ser la misma y por ello hay miles de razones por las cuales tengo que seguir avanzando.
Quizá me sienta triste, pero sonreiré al recordar que tú tienes un final hermoso para mi, quizá en algún momento me darán ganas de colgar los guantes, mas sin embargo luchare cada día de mi existencia por tratar de agradarte. En algunos momentos me sentiré solo, pero cerrare mis ojos y dejare que me abraces, en algún momento me sentiré defraudado por los que me rodean, pero en esos momentos recordarte que mis ojos están puestos en ti.
No sé qué concepto tengas de mi, pero quiero que me veas como aquel hijo tuyo que no se da por vencido, aquel hijo tuyo que está determinado en buscarte en avanzar pese a cualquier circunstancia, no me detendré, no, no me daré por vencido, puedes estar seguro que me levantare cuantas veces sea posible, me sacudiré el polvo y seguiré avanzando, si, avanzare hacia mi objetivo, ese objetivo que eres tú.
Sé que será duro, se que las fuerzas quizá me faltaran, sé que no todo será hermoso, pero puedes estar seguro que SEGUIRE AVANZANDO tu amor en mi vida me ha hecho ser fuerte, tu misericordia acompañándome día a día me recuerda lo mucho que me amas, tu fidelidad frente a mis infidelidades me recuerda tu incondicionalidad, no puedo rendirme, menos ahora después de haber conocido tu amor hacia mi vida, caminare Señor, avanzare, cueste lo que cueste puedes estar seguro que:
SEGUIRE AVANZANDO
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio
y renueva un espíritu fiel dentro de mí”.
Salmos 51:10 (Nueva Traducción Viviente)
jueves, 15 de septiembre de 2011
¡No me siento digno!
Estoy seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, quizá por tus recurrentes errores o faltas, quizá por alguna área de tu vida que no has podido superar y se ha convertido en tu aguijón o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.
Y es que no vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no vamos a negar que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.
Yo sé que es ese sentimiento que nos embarga a la hora de hacer algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sé lo que se siente prometer a Dios no hacer eso otra vez y volverlo a hacer. Sé lo que se siente ver como Dios a pesar de nuestros continuos errores sigue siendo Fiel a nosotros.Estoy seguro que en esos momentos en donde te sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como: “¡Que hipócrita eres!”, “¡Eres un caso perdido!”, “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”, “¡Eres un fracasado!”, “¡Ni vergüenza tienes de venir delante de Dios!”, “¡No mereces nada de lo que Dios te da!” y muchísimas frases parecidas a esas o que llevan el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.
Y es que tienes que entender que el enemigo de nuestras almas buscara la mínima oportunidad para minar tu mente con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte mas y mas de Dios.
¡Muestra no dándote por vencido que eres digno de Él!
“Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.
2 Tesalonicenses 1:11-12 (Dios Habla Hoy)
Autor: Enrique Monterroza
miércoles, 10 de agosto de 2011
¿Cómo zafarme de la mala influencia de mis compañeros?
¿De qué tipo de compañeros quisiera zafarse un joven creyente? Obviamente, no se trata de todos los compañeros, sino de aquellos que son contrarios a su caminar cristiano, esos que le hostigan, que le oprimen, que le inducen a participar de sus risas, de sus juegos, de sus bromas, y de sus tinieblas; en fin, de aquellos que le inducen a apartarse del Señor.
Confesando al Señor
¿Cómo zafarse de ellos? La respuesta es una y muy simple: Confesando el nombre del Señor cuando se presente la oportunidad de hacerlo.
Cuando ellos vean que tú no dices groserías, que no cuentas chistes obscenos, que no vas a sus fiestas, ellos van a preguntar. Entonces, cuando alguien te pregunte, le dirás: “Mira, yo no te condeno a ti porque hagas eso; tú eres libre de hacerlo. Pero, ¿sabes?, yo tengo en mi corazón algo: no es una prohibición de hacerlo, sino que, sencillamente, no tengo deseos de hacerlo, porque tengo al Señor Jesús en mi corazón y su vida en mí me hace feliz. Yo no necesito de aquello de lo cual tú participas.”
Esto es hacer lo que Pedro enseña, que debemos presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros. (1ª Pedro 3:15). No con soberbia, ni tampoco con temor. ¿Cómo entonces? Con mansedumbre y reverencia.
Si tú haces así, por un lado, te libras de ellos, pero no alejándolos, no condenándolos, sino permitiendo que ellos mismos se alejen, que ellos se den cuenta de que hay una diferencia. Y ellos van a respetar esa diferencia. Luego, tampoco te pongas grave con ellos, si es necesario, en algún momento, reírse, ríete. Hay cosas acerca de las cuales tú podrás reírte con ellos, y hay otras en que no sentirás deseos de hacerlo. Tienes que tener un criterio, porque hay cosas de las cuales sencillamente no te vas a poder reír. Si te preguntan algo, no los mires en menos, sino háblales con humildad y mansedumbre.
Tú no tienes que hablarles con una actitud de: “Aléjense de mí, porque ustedes son pecadores y yo soy santo”. No; no es esa la forma. Si tú haces eso, sea tan explícito o más suave, lo único que vas a ganar va a ser un epíteto de “santulón” y vas a levantar una barrera entre tú y ellos. No te van a querer escuchar, ni te van a considerar, más bien te van a tener por un fanático.
¿Como se tiene que producir, entonces, esta necesaria separación entre tú y ellos? La separación se va a producir espontáneamente cuando tú confieses el nombre del Señor con sencillez, pero con firmeza.
Si tú no confiesas el nombre del Señor y decides ser un creyente secreto, no podrás establecer los límites en tu relación con ellos. Ellos te considerarán como uno de ellos, de modo que cuando pequen o mientan, pensarán que tú estás del lado de ellos. Tú sabes en tu corazón que eres de Cristo y que no debes participar de sus tinieblas, pero lo haces, con lo cual disgustas al Señor y tienes problemas con tu conciencia. No agradas al Señor y tienes problemas contigo mismo.
Al principio podrás inventar excusas para no ir con ellos, pero como la presión continúa, tendrás que mentir una y otra vez para no ir con ellos. En cambio, si tú confiesas una o dos veces en el principio, dejarán de molestarte.
Por otro lado, si no confiesas al Señor, ¿cómo te sentirás cuando ellos hablen mal de Él y tú no puedas defenderlo? Parecerá como tú confirmas sus palabras, y te sentirás como un traidor. Confesar al Señor en un ambiente hostil puede ser difícil, pero más difícil es tener que callar cuando tú debieras hablar.
Sirviendo en amor
Junto con confesar tu fe, tú les demostrarás afecto, y tendrás un verdadero interés por ellos.
Tú tienes que estimar a tus compañeros y bendecirlos. Mateo 6:44 dice: “Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” Si esto dice el Señor acerca de lo que debe ser nuestra actitud hacia los enemigos, ¿cuánto no será con nuestros compañeros de estudio? Tu actitud hacia ellos, tiene que ser de amor, de misericordia, y tienes que estar dispuesto a tenderles la mano cuando sea necesario.
Tú sabes, en el mundo hay amistades, muchas amistades. Para todas las correrías que ellos hacen tienen muchos amigos; pero, en el fondo, ellos están profundamente solos, amargados y tristes. Ellos no tienen al Señor.
En sus hogares tampoco está el Señor. Los problemas en sus hogares suelen ser terribles. Muchas veces ellos ríen, pero en el fondo arrastran tremendos dramas. Así que cuando veas un compañero solo y triste, tú debes acercarte y preguntarle: “¿Qué te pasa? ¿te puedo ayudar?”. Debes buscar oportunidades para ayudar, no para condenar; para tender una mano, no para juzgar.
Cuando ellos vean que ser cristiano no es asumir una postura de santulonería, de gravedad afectada, de prepotencia o presunción, sino que es estar disponible en caso de necesidad, ellos no sólo van a dejar de molestarte, sino que van a ser ganados para Cristo.
De tal manera que a la pregunta de ¿cómo puedo zafarme de la influencia de mis compañeros?, la respuesta es bien clara: Confesando al Señor, pero no con una actitud de juicio, sino mostrando una calidad de vida tal que ellos se den cuenta que lo que tú tienes es muy superior a lo que tienen ellos; y, al mismo tiempo, estando dispuesto cuando ellos necesiten de ti
martes, 2 de agosto de 2011
¿Estas preparado para la batalla?
Cada momento de tu vida, tu acusador está presentando cargos contra ti. Ha notado cada error y marcado cada falta. Cada vez que tratas de olvidar tu pasado él te lo recordará; Tratas de enmendar tus faltas, él se opondrá.
Este testigo experto no tiene otro objetivo que llevarte al tribunal y acusarte. ¿Quién es él? Tú lo sabes, ahora ¿por que le haces caso? ¿Por que le permites que te manipule? No te das cuenta que no te permite crecer, ni que cumplas tus sueños, te estanca en todo lo que te hace mal.
Para que esto no suceda debemos equipados con las herramientas adecuadas, y así podremos aprender a escuchar a Dios. ¿Cuáles son esas herramientas?
Tiempo y lugar, Escoge un espacio de tu agenda y un rincón de tu mundo, y apártalos para Dios. Para algunos lo mejor es hacer esto por la mañana… Otros prefieren la noche…
Una segunda herramienta que necesitas es una Biblia abierta. Dios nos habla a través de su Palabra. El primer paso en la lectura Bíblica es pedirle a Dios ayuda para entenderla. No acudas a las Escrituras en busca de una idea tuya: escudríñala en busca de una idea de Dios.
Hay una tercera herramienta. No solo necesitamos un tiempo regular y una Biblia abierta, sino también un corazón atento. Si deseas ser como Jesús, deja que Dios te posea. Dedica tiempo a escucharlo hasta que recibas la lección del día. Entonces aplícala a tu vida.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12
MARIELA ROXANA LARES
lunes, 1 de agosto de 2011
Yo, Pecador:
¿Cómo reaccionaría un mortal si pudiera ver los corazones de los que nos levantamos cada mañana intentando ser como Jesús y al final del día, antes de acostarnos, nos vemos cargados de errores? Yo creo que se vería identificado, triste y desafiado.
Identificado, porque al ser un mortal también está expuesto a cometer errores.
Triste, porque vería los errores en aquellos que alguna vez vio casi perfectos.
Desafiado, al querer buscar una solución a tanta gente con tantos problemas internos no declarados.
Se que esto es imposible de que suceda, pero en algún momento sucedió. Él estuvo aquí, piso la tierra, lloro, se sintió tentado, transpiro, sintió dolor, tuvo hambre, cansancio, durmió. Él lo hizo para darnos a entender que nos entiende, pero al estar aquí (en la tierra) nos dejó enseñanzas, vivencias, palabras, demostraciones. Fue como nosotros sin ser como nosotros, mostrándonos que podemos ser similares a Él, sin olvidarnos que somos humanos.
Ahora, ¿Cómo estas intentando vivir? ¿Bajo qué valores? Él está ahí listo para sanar, restaurar, abrazar y dar nuevas fuerzas.
GUSTAVO HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO LARRAÑAGA POR SU PINTURA www.pinturascristianas.com
martes, 26 de julio de 2011
"Solidarios”
Cuando toma mayor valor un acto solidario? Cuando se da en un momento de necesidad? O Cuando se da antes que comience a faltar? El primero despierta la idea de creer que este acto va acompañado de una devolucion mayor, ya que el segundo vienen con una intención más encubierta, menos vistosa o Sera porque esto de prevenir es menos “heroico” que “salvar”? Pero aún ambas acciones nos impulsan a responderlas con una misma palabra, GRACIAS.
Aunque cada uno tenga sus propios intereses o desintereses y aunque ambas despiertan la accion de diferentes tipos de personas, el fin radica en lo mismo.
Pareciera que para algunos es mejor que siempre exista el necesitado, justamente para que exista el acto solidario. Y para otros solamente hace falta visión para adelantarse a la necesidad. El planteo que propongo es el siguiente: Pensemos sinceramente Cuantas veces nos encontramos dando cuando se necesitaba? Y cuantas veces nos encontramos dando antes que hiciera falta? Interesante no? O Nos falta visión o nos sobran argumentos? A la hora de ser solidarios examinemos nuestros corazones, El ya conoce el resultado.
Gracias Gustavo Hurtado,sos de mucha bendición!!
lunes, 18 de julio de 2011
¿Jueces?:
Tentados constantemente a señalar, a opinar (apurados y sin que nadie solicite escucharnos), negados a querer escuchar y siempre listos a querer hablar rápidamente.
Ahí estamos, parados sobre un lugar que nadie nos dio, creyéndonos dueños de un estrado que no existe y de una potestad sin poder.
Olvidamos por completo que fuimos, somos y seremos cubiertos por la Gracia. Perdemos toda gracia al vernos vestidos con ropas que no nos pertenecen, que nos quedan muy grandes, INMENSAMENTE GIGANTES, ya que solo pueden ser usadas por el Único Juez y Señor.
Sin temor alguno tomamos su lugar, fruncimos en ceño (como si eso fuera símbolo de autoridad), levantamos un brazo con el dedo índice erguido apuntando al cielo y lentamente lo descendemos, cual guillotina a punto de cortar una cabeza, creyéndonos que eso es justicia. Lanzamos el veredicto y he aquí nuestra sentencia, y he aquí nuestra sorpresa, al presentarse El, segundos antes, para recordarnos quienes somos, quien es El y quien es nuestro prójimo.
GUSTAVO HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO LARRAÑAGA POR SU PINTURA www.pinturascristianas.com
jueves, 7 de julio de 2011
CRUZ:
Según como la veas, una cruz puede ser positiva (+) o impeditiva (x).
Una te da el Ok, para avanzar y la otra dice Stop, a lo que estás haciendo o a punto de hacer.
Pero la positiva te puede estar dando lugar a que continúes haciendo algo que traerá ruina a tu vida y la impeditiva te puede estar enseñando que decir NO, también puede ser una respuesta positiva.
Entonces podemos decir con autoridad y firmeza que no siempre una cruz simboliza una sola cosa, la decisión siempre estar en vos. La decisión de querer ver a una cruz como algo más que un signo.
La Cruz, esta Cruz (†) lo resume todo.
LIBERTAD, para poder decir si continuas siendo esclavo de tus debilidades o te determinas a decir NO a lo que te tiene atado.
LIBERTAD, nada más y nada menos que eso. Esta Libertad solo se puede simbolizar con la Cruz, esta Cruz (†) la que te hace realmente libre, para disfrutar de sus infinitos beneficios.
¿Que si hay algún requisito para aferrarte a ella para siempre? Si, tan solo uno. Ser Valiente.
GUSTAVO HURTADO
NUESTRO AGRADECIMIENTO A PABLO LARRAÑAGA POR SU PINTURA www.pinturascristianas.com
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